¡¡Me volví a enamorar!!
¡¡Me volví a enamorar!!
No, no seais mal pensados, sigo locamente enamorado de mi esposa, Oliva, y cada vez que me brindan la oportunidad, lo proclamo a los 4 vientos.
Lo que ocurre es que el pasado domingo, y ante las inclemencias del tiempo, reinante en la zona, tuvimos la magnifica idea de, como otro paso más para la finalización exitosa de nuestra aventura, hacer un reconocimiento del trazado de El Camino de Santiago, desde León a O Cebreiro,
Y me enamoré de lo visto, me enamoré de los lugares por lo que transcurre El Camino, me emocioné imaginando lo que vamos a ver y sentir haciendo este camino.
No sé si seré capaz de transmitir, a través de este blog, lo que vamos a vivir y sentir, lo que vamos a sufrir y disfrutar, lo que vamos a reír y llorar, lo que vamos a compartir con otros y con nuestro ser interior.
Comenzamos en el Parque de Quevedo, junto al puente de piedra de San Marcos. Y empezamos allí por la sencilla razón de que ese es el último monumento que se visita por el centro histórico de León, después de pasar por la Catedral, La Basílica de San Isidoro y el Hostal-Convento de San Marcos.
Se inicia el Camino en dirección a la localidad hermana de Trobajo del Camino.
Un pueblo que ha pasado de ser un enclave agrícola y ganadero a convertirse en una localidad de servicios en la que el sector comercial e industrial constituyen la principal fuente de ingresos.
Además, Trobajo ha recuperado aspectos de su tradición jacobea con la apertura de la ermita de Santiago, la recuperación de las dos veneras de los peregrinos en el escudo municipal, el rescate en su nomenclátor de la Calle de los Peregrinos y la reciente construcción en su casco urbano de un monumento al peregrino.
De ahí llegamos a La Virgen del Camino. En La Virgen del Camino cuenta una leyenda popular que en 1506 se le apareció la Virgen a un pastor pidiéndole que construyese un santuario, aunque el que existe actualmente es uno edificado en 1961.
Este es un núcleo de población perteneciente al Ayuntamiento de Valverde de la Virgen, con una población arracimada en torno al Santuario de la Virgen del Camino, que cuenta con amplia fama y devoción en toda la provincia y es un lugar de constante peregrinación.
El camino transcurre paralelo a la carretera N-120.
Una vez atravesado la Virgen del Camino, y dejado el santuario de la Virgen a nuestra derecha, seguimos en dirección Valverde de la Virgen. Municipio alineado a lo largo de la carretera nacional N-120, que hasta el año 1911 se conocía como Valverde del Camino. Nos encontramos con la Iglesia parroquial de Santa Engracia. Cuenta con poco más de 200 habitantes.
Continuamos con El Camino en paralelo a la carretera nacional.
Llegamos a San Miguel del Camino, El municipio aparece documentado en el año 1177 cuando se cita que algunos habitantes de la villa se constituyen en vasallos del Monasterio de San Marcos de León. Lugares interesantes son la Iglesia parroquial del Arcángel San Miguel y la Cruz de Santiago. Cuenta con casi 500 habitantes.
Llegamos a Villadangos del Páramo, como su nombre describe perfectamente, el pueblo está un llano, carente de vegetación, un páramo. La vida religiosa y festiva de este enclave está presidida, como en pocos lugares del Camino, por la figura del Apóstol Santiago. A su advocación está dedicada su iglesia y bajo su patronato se celebran las fiestas del lugar. Cuenta con algo menos de 600 habitantes.
El Camino discurre por el páramo leonés, que podría resultar un tanto monótona, y que conduce al peregrino en primer lugar a San Martín del Camino, donde se conserva el solar de un antiguo hospital.
El municipio se distingue en la lejanía por su curioso depósito de agua en forma de ‘pirulí’. Este núcleo se cita ya a principios del siglo XIII en alguna donación de Alfonso XI. Aquí nos encontramos con la Iglesia parroquial dedicada a San Martín, obispo de Tours y patrón de los peregrinos. Es una localidad de pequeño tamaño (poco más de 350 habitantes).
El Camino continúa después hasta Hospital de Órbigo, lugar en el que se celebraron en 1434 unas famosas justas organizadas por Suero de Quiñónes en las que retó a numerosos caballeros europeos. Se descubre aquí la iglesia de de San Juan, construida por los antiguos Caballeros Hospitalarios. Además, junto al lugar donde se celebran las justas anuales, se encuentre un maravilloso e increíble puente de piedra, el puente Passo Honroso, que salva el rio órbigo y te adentra en el pueblo. Esta localidad recibe su nombre del establecimiento hospitalario para la atención a los peregrinos que en su día edificaron los Caballeros Hospitalarios de San Juan. Este enclave es punto de paso de la Cañada Real de la Plata que une las cañadas extremeñas con la montaña leonesa de Babia. Cuenta con algo más de 1.100 habitantes.
Justo a la salida de Hospital de Órbigo nos encontramos otra bifurcación. En ella giramos a la derecha hacia Villares, un camino interesante y bonito. En Villares de Órbigo nos encontramos con la Iglesia parroquial de Santiago Apóstol.
Continuando el Camino llegamos a Santibáñez de Valdeiglesias. Un pequeño pueblo de poco más de 150 habitantes perteneciente al municipio de Villares de Órbigo, aquí nos encontramos con la Iglesia de la Trinidad.
Atravesamos y nos dirigimos a San Justo de la Vega. A 7 km. de Villares, llegamos al Crucero de Santo Toribio (905 m), obispo de Astorga, desde donde vemos Astorga y, al fondo, los Montes de León con la cumbre del Teleno despuntando.
En poco más de 1 Km. alcanzamos San Justo de la Vega. Jovellanos nos hizo saber que a finales del siglo XVIII existió aquí una pujante industria de elaboración de hábitos franciscanos. En San Justo se encuentra la Iglesia de los Santos Justo y Pastor (s. XVI) que guarda una talla de San Justo del siglo XVI, y un retablo del siglo XVII.
La llegada a Astorga se produce a través de un terreno rompepiernas, que es la antesala perfecta de lo que se vivirá para llegar a las siguientes localidades de El Camino.
Alcanzamos la episcopal villa de Astorga, conocida por los romanos con el nombre de Astúrica Augusta. En esta histórica urbe, que llegó a contar con 25 hospitales, confluyen el Camino Francés y la Vía de la Plata. Astorga es una populosa villa, centro de la Maragatería.
Es esta una ciudad con más de dos mil años de historia cuyo conjunto histórico está declarado Bien de Interés Cultural al igual que otros cuatro monumentos y goza de la fértil vega del río Tuerto y de una magnífica ubicación geoestratégica.
Preside la ciudad su espléndida catedral gótica, del S. XV, con su fachada barroca y elementos renacentistas. Tiene además una portada jacobea y atesora en su interior un retablo de Becerra del siglo XVI. Nos encontramos también, junto a la Catedral, el Palacio Episcopal o Palacio de Gaudí, en el que se ubica el Museo de los Caminos, con piezas de todas las iglesias relacionadas con el Camino de Santiago.
Salimos de la ciudad de Astorga, buscando Valdeviejas.
Justo antes de entrar en esta pequeña población pasamos al lado de la ermita del Ecce Homo, templo de la Edad Media remodelado en el s. XVIII. Después, ya en el pueblo —que tuvo hospital de peregrinos— podemos ver la iglesia de San Verísimo, cuyo retablo del siglo XIV se exhibe en el Museo de los Caminos de Astorga.
Entonces llegamos, casi cuatro kilómetros después, a Murias de Rechivaldo, bonita aunque pequeña población con la que se entramos de lleno en La Maragatería, amplia comarca que se funde en el trazado jacobeo con tierras bercianas. La disposición de Murías es de pueblo-camino existiendo distintos cruceros que marcan el itinerario jacobeo. Lugares interesantes son la Iglesia parroquial de San Esteban (s. XVIII) y el Molino Harinero del siglo XVIII.
Saliendo de Murías, nos encontramos a la derecha de la carretera un pueblo que es de obligada visita, si estas en la zona, Castrillo de los Polvazares, no se puede acceder al pueblo en coche, salvo que seas vecino de la localidad, y debes dejarlo en un gran aparcamiento a la entrada del pueblo. Este pueblo no es atravesado por el Camino pero es un pecado pasar por el cruce y no desviarse a verlo. Una joya!!.
Castrillo de los Polvazares es una villa que posee un impresionante conjunto arquitectónico, en el que permanece impasible el espíritu maragato, y donde se conservan los restos de un castro romano.
Santa Catalina de Somoza, Ejemplo de pueblo jacobeo, un pueblo-camino con casas a ambos lados de la ruta. Tuvo un Hospital de Peregrinos, denominado Grande por las gentes de lugar. En sus cercanías se encuentra el monte Teleno, dedicado a Marte por los romanos.
A la salida de Santa Catalina el camino sigue paralelo a la carretera. Se trata de cuatro kilómetros en ligerísimo ascenso, sin sombras ni fuentes, a lo largo de los cuales tan solo hallamos unos bancos al aire libre y una cruz de importantes dimensiones que recuerda a una peregrina fallecida en el 2011.
Ya estamos a 1020 metros sobre el nivel del mar y hemos subido unos 250 metros. Nos quedan otros 400.
El Camino entra por la Calle Real en El Ganso, donde en 1142 hubo un Hospital y Monasterio. En su iglesia de Santiago destaca la capilla dedicada al Cristo de los Peregrinos. Un par de kilómetros más adelante se conservan en buen estado las ruinas de La Fucarona, explotación minera de oro de los romanos.
La senda peregrina atraviesa El Ganso, pasa por delante del bar-merendero La Barraca, otro establecimiento de curiosa estética cowboy (llamado propiamente así, Mesón Cowboy).
Salimos de El Ganso, desde los 870 m. de Astorga, superamos los 1.050 m, llegamos a Rabanal del Camino que es una localidad de gran tradición jacobea, a cuya entrada nos aparece una casona que en época medieval fue Hospital de Peregrinos. También se halla aquí una casa, la de las Cuatro Esquinas, en la que se afirma se alojó Felipe II. El peregrino puede entrar a orar en su ermita de San José, o en su iglesia parroquial templario, con restos del siglo XII.
Desde Rabanal, el peregrino encara con fuerza el ascenso a los montes de León, barrera natural entre la comarca maragata y El Bierzo. En este tramo se suben de golpe 280 metros de altitud, hasta los más de 1.500 donde se halla la Cruz del Ferro, una subida que, aunque larga, no es demasiado exigente. Una larga y a veces dura bajada que atraviesa El Acebo y Riego de Ambrós, nos lleva finalmente a Molinaseca, para alcanzar Ponferrada, capital del Bierzo.
El primer pueblo que atravesamos, desde Rabanal, es Foncebadón, lugar de gran importancia en la Edad Media, casi abandonado y hoy recuperado gracias al Camino. Aquí se celebró un concilio en el siglo X, y un siglo después el ermitaño Guacelmo fundó una hospedería para peregrinos.
Continuamos por un falso llano, rodeados de brezos, hasta la Cruz de Ferro 1.504 m de altitud (uno de los lugares más emblemáticos de la ruta jacobea), situada en una cumbre que los romanos dedicaron a Mercurio, rodeada de un gran montículo de piedras. Es tradición depositar aquí una piedra traída del lugar de origen del peregrino. Allí se encuentra la ermita de Santiago Apóstol, y un lugar maravilloso, donde nos comimos la tortilla que Oliva había preparado la noche anterior. Estábamos a 4.5º C y lloviznaba, pero el entorno lo merecía.
Continuamos camino, comenzamos a bajar el puerto de montaña en dirección Ponferrada.
En su día un pueblo, Manjarín, hoy abandonado salvo por el refugio de peregrinos existente, que tuvo también un Hospital, es lo siguiente que nos encontramos.
El Camino se aproxima a El Acebo de San Miguel, primer pueblo de la comarca de El Bierzo en la ruta. A la entrada del pueblo nos encontramos con un crucero y la ermita de San Roque y la conocida Fuente de la Trucha. Sorprenden sus casas, con escalera exterior y tejado de pizarra. En su iglesia parroquial se guarda una talla románica de Santiago Peregrino. Se conserva una herrería medieval que funciona con agua.
Descendemos hasta Riesgo de Ambrós. Este enclave situado sobre una ondulación del terreno nos muestra un paraje en donde a cada paso que se avanza se hacen cada vez más visibles los castaños. Este núcleo se estableció en el punto en el que el Camino de Santiago, en dirección a Molinaseca, se aparta del camino de Malpaso. Podemos visitar las ermitas de San Fabián y San Sebastián, y la iglesia de la Asunción.
Tras otra fuerte bajada, llegamos a Molinaseca conocida como «oasis en el Camino». Dejando a la izquierda el bonito puente románico de piedra sobre el rio. Lo primero que nos encontramos son las ruinas del Santuario de las Angustias. Una vez en el pueblo no podemos dejar de admirar sus casas blasonadas y con torres, entre las que se cuenta la que habitó la reina Doña Urraca. También destacan la casa de los Balboa, el Hospital y el crucero con capilla del Santo Cristo que hay al final de pueblo.
Dejamos Molinaseca proseguimos en descenso y entre curvas hacia Campo, a donde llegamos tras otro suave repecho. Campo es un pueblo tranquilo y cuidado con un entorno semimonumental en los alrededores de la plaza, prácticamente adosado a la ciudad de Ponferrada. Podemos visitar la Capilla de la Escuela y la Iglesia parroquial de San Blas, y en su entorno de Campo se recomienda un alto en el itinerario para conocer la iglesia de Santa María de Vizbayo, declarada Bien de Interés Cultural en 1982.
Llegamos a Ponferrada. Una gran ciudad, que cuenta con antecedentes prehistóricos y romanos.
A finales del siglo XI el obispo de Astorga, Osmundo, mandó construir un nuevo puente «la Pons Ferrata», un paso con barandilla de hierro que dio nombre a la ciudad. Más adelante, entre los siglos XI y XIV, se alzó el castillo de los Templarios, y a finales del siglo XV, los Reyes Católicos mandaron edificar el Hospital de la Reina, cerca de la fortaleza. Destacan también en esta monumental villa, la Basílica de Nuestra Señora de la Encina, S. XVI -erigida para conmemorar la aparición de esta virgen en un encinar, y la iglesia barroca de San Andrés, S. XVII, con un maravilloso retablo del siglo XIII, «El Cristo de las Maravillas».
Salimos de Ponferrada y entramos en la anexa pedanía de Columbrianos. Aún se aprecian en este enclave restos de antiguos castros prerromanos. En esta pedanía de Ponferrada, en su casco se pueden ver casas solariegas como la de Tormaleo y la de Regalao que recuerdan que las posesiones de Columbrianos fueron en otro tiempo importantes. Además, podemos visitar la Iglesia parroquial de San Esteban y la Ermita San Blas.
Siguiendo por el Camino Real alcanzamos Fuentes Nuevas, también pedanía de Ponferrada. Su polígono industrial fue en su momento el primero del Bierzo y se conoce como Cantalobos. Aquí nos encontramos con la Iglesia parroquial de Santa María y la Ermita del Campo del Divino Cristo. A la salida del pueblo está la iglesia de Nuestra Señora.
Por una una recta estrecha y asfaltada a través de campos de labor llegamos a Camponaraya. Localidad que ha sido desde antiguo una referencia destacada del Camino de Santiago citándose por vez primera a finales del s. XV en el itinerario de Van Harff. Al parecer se pobló tras el abandono del vecino pueblo de Naraya. Existe documentación de la identificación del primer peregrino extranjero localizado por estos pagos: el Obispo Godescalco. En Camponaraya podemos visitar la Iglesia parroquial de San Ildefonso y la Capilla de la Virgen de la Soledad. Un pueblo importante en el Camino, ya que tuvo dos hospitales durante la Edad Media.
Atravesamos en esta fértil vega berciana el río Cúa para acceder a Cacabelos. Villa de ascendencia romana, se relaciona con el Castro Ventosa identificado en la literatura antigua como Bergidum Flavius es también el centro de la denominada geográficamente gran hoya berciana. Además, en Cacabelos nos encontramos la Iglesia de Santa María de la Plaza, el Santuario de la Quinta Angustias, el Museo Arqueológico de Cacabelos, el Puente Mayor y la Capilla de San Roque (s. XV).
Siguiendo por carretera, afrontamos la exigente subida hasta Pieros.
Las tierras suavemente onduladas y cubiertas de viñedos son la nota paisajística de esta zona del Cierzo que tiene en la próspera industria vitivinícola, su razón de ser. La fundación de este pueblo está directamente vinculada con la construcción en el s. XI de la iglesia parroquial consagrada por el obispo asturicense, Osmundo, Iglesia de San Martín de Tours.
A través de viñedos alcanzamos Villafranca del Bierzo. Una ciudad fundada en el s. XI y donde tuvo una notable presencia la Orden de Cluny. El peregrino puede disfrutar aquí de la Colegiata de Santa María, s. XIII-XVI; de las iglesias de Santiago, s. XII, y San Nicolás; y de la Calle del Agua, repleta de palacios y casonas con blasones. También hay que visitar el Castillo-palacio de los Marqueses.
Salimos de Villafranca en dirección a Pereje, un pueblo que aún conserva parte de su traza medieval. Este pequeño núcleo, perteneciente al Ayuntamiento de Trabadelo, tiene en su riqueza paisajística uno de sus principales reclamos turísticos. Desde 1118 perteneció al Cebreiro como donación de la reina Doña Urraca, hasta el siglo XIX. Aquí nos encontramos con la iglesia de Santa María Magdalena y el Hospital de peregrinos.
En Trabadelo seguimos de nuevo el trazado de la carretera N-VI. El enclave fue repoblado por el obispo Gelmírez y perteneció a la iglesia Compostelana. Aquí nos encontramos con la Iglesia parroquial de San Nicolás y la Capilla de Nuestra Señora de la Asunción.
La Portela de Valcarce: En el angosto valle del Valcarce se comprende el topónimo de esta población en ruta hacia Santiago. Portela es decir ‘portillo’ y por extensión ‘paso estrecho’ en gallego. Su nombre originario fue el de Portela de Vallecarceris y estuvo bajo la administración del Monasterio de Carracedo. Aquí podemos ver La Ferrería de Portela.
Se llega a un cruce en el que tomamos a la izquierda en dirección a Ambasmestas. Cada vez es más notorio que el Camino de Santiago gana altura, aunque casi siempre, a través de falsos llanos. A sólo un kilómetro de La Portela de Valcarce, justo en el punto donde desemboca el río Balboa en el Valcarce se sitúa este municipio. Precisamente, su topónimo hace referencia a esta confluencia de cauces. Se conservan aun restos de la antigua calzada romana.
Continuamos por la misma ruta hasta alcanzar el siguiente y cercano núcleo, Vega de Valcarce, cabecera del municipio. Este pueblo nació a la vera de los castillos de Sarracín, del que aún se conservan algunas ruinas, y de Veiga, ambos llenos de leyendas celtas. Se cuenta, además, que aquí se alojó Carlos V en el año 1520.
Continuamos por la carretera, siempre en ligero ascenso, pero sin nada respetable hasta que en poco tiempo alcanzamos el siguiente hito del Camino: Ruitelán. Pequeño poblado situado la orilla izquierda del río Valcárcel. Aquí nos encontramos con la Iglesia parroquial de San Juan Bautista y la Ermita de San Froilán, que según relatan las leyendas populares estuvo aquí de ermitaño.
Desde Ruitelán a Las Herrerías se aprecia que la pendiente, sin llegar a ser pronunciada, aumenta de forma considerable. Con la compañía de un bonito paisaje a mano izquierda, se llega a este bucólico pueblo jacobeo tras cruzar un puente romano. Lugar llamado así porque antiguamente hubo muchas herrerías. Se corresponde con la Salvaterra que Laffi describe y muy posiblemente con el Villaus de Aymeric. En 1178 la iglesia de Compostela tenía aquí el hospital de los ingleses. Aquí podemos ver la la Iglesia parroquial, el Puente romano y la Fuente de Quiñones.
Nada más cruzar un puente de madera y dejar atrás el cartel de Las Herrerías el camino gira bruscamente a la izquierda, donde empiezan las primeras rampas importantes.
El ascenso es duro –se pasa de 760 metros de altitud en el desvío a 921 metros en La Faba-.
Pueblo que ya aparece citado en el año 1252 aunque con el nombre de Villa de Urz o Villa de Us. Es una de las múltiples aldeas que encontraremos en estos montes redondeados y cubiertos de vegetación. Sus casas se desgranan precisamente por la pendiente del monte Traviesa. Aquí nos encontramos con la Iglesia de San Andrés.
La subida comienza a suavizarse conforme nos acercamos a La Laguna de Castilla, el último pueblo leonés y final de etapa del Camino de Santiago por Castilla y León. Es el preludio del alto del Cebreiro. Su patrimonio paisajístico es su principal haber. Muy cerca coronaremos el ‘Mons Zeberrium’, el Cebreiro y se alcanza Galicia.
El Camino se despide de la comunidad de Castilla y León con un monolito de piedra que marca la entrada en Galicia. El camino pasa por delante de una casa de piedra deshabitada y llegamos a un monumento al peregrino, conocido como monumento al «Gaitero», que recuerda una leyenda medieval relativa a un peregrino alemán que se extravió entre las montañas y pudo llegar a este enclave guiado por el sonido de una gaita.
En la cima las vistas no nos dejan indiferentes.
Hemos llegado a la plaza donde se alza la iglesia Santa María la Real de O Cebreiro. Aparcamos el coche en la plaza y dimos un paseo maravilloso por el pueblo. Lloviznaba pero merecía la pena, a pesar de los 5ºC que hacia, eran las 19 horas. Tomamos un café en un coqueto bar y tras las pertinentes fotos, volvimos para León.
Había conducido durante 6 horas pero había merecido la pena. Emocionados por lo visto y por lo que, si Dios quiere, haremos en un futuro muy cercano.
¡¡Que bonito todo lo visto!! ¡¡Que ganas de hacer El Camino!!
Pero para esto hay que prepararse, y prepararse bien para no fracasar en la aventura.
¡¡Y eso estamos haciendo!!.
Volveré en la próxima entrega con el montaje de nuevos accesorios y con nuevas jornadas de pedaleo.




















Precioso lo que describes. Estoy seguro que hacerlo en bici será más vivido y emotivo , como la vida misma ,sorbo a sorbo. Sin la velocidad del coche...aunque tenéis bicirectores jijiji
ResponderEliminarQuerido Javi: Mis palabras se quedan cortas de toda la belleza que pudimos disfrutar en ese recorrido que hicimos. Las lágrimas incluso en algún momento brotaron porque no te haces idea de lo bonito que es todo lo relacionado con El Camino y las emociones que vamos sentir tal como podamos iniciar nuestro Camino. Espero poder hacerte partícipe de ello. Un abrazo grande, amigo.
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